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lunes, 16 de marzo de 2015

POEMA DÍA XVI/III/2015:"Guardador de rebaños I"; Alberto Caeiro

POEMA DÍA XVI/III/2015:"Guardador de rebaños I"; Alberto Caeiro





I


Yo nunca guardé rebaños

Pero es como si los guardara.

Mi alma es como un pastor,

Conoce el viento y el sol

Y anda de la mano de las Estaciones

Siguiendo y mirando.

Toda la paz de la Naturaleza sin gente

Viene a sentarse a mi lado.

Pero yo quedo triste como una puesta de sol

Para nuestra imaginación,

Cuando enfría el fondo del llano

Y se siente la noche entrada

Como una mariposa por la ventana.

.

Pero mi tristeza es sosiego

Porque es natural y justa

Y es lo que debe estar en el alma

Cuando ya piensa que existe

Y las manos cogen flores sin que ella se entere.

.

Como un ruido de cencerros

Más allá de la curva del camino

Mis pensamientos están contentos

Sólo me da pena saber que ellos están contentos

Porque, si no lo supiera,

En vez de estar contentos y tristes,

Estarían alegres y contentos.

.

Pensar incomoda como andar en la lluvia

Cuando el viento crece y parece que llueve más.




No tengo ambiciones ni deseos.

Ser poeta no es una ambición mía.

Es mi manera de estar solo.

.

Y si deseo a veces,

Por imaginar, ser corderillo

(O ser el rebaño todo

Para andar disperso por toda la ladera

Siendo muchas cosas felices al mismo tiempo),

Es sólo porque siento lo que escribo a la puesta de Sol,

O cuando una nube pasa la mano por encima de la luz

Y corre un silencio por la hierba.

.

Cuando me siento a escribir versos

O, paseando por los caminos o por los atajos,

Escribo versos en un papel que está en mi pensamiento,

Siento un cayado en las manos

Y veo una imagen de mí

En la cima de un otero,

Mirando mi rebaño y viendo mis ideas,

O mirando mis ideas y viendo mi rebaño,

Y sonriendo vagamente como quien no comprende lo que se dice

Y quiere fingir que comprende.

.

Saludo a todos los que me leen,

Agitando el sombrero ancho

Cuando me ven en mi puerta

Apenas la diligencia se levanta en la cima del otero.

Los saludo y les deseo sol,

Y lluvia, cuando la lluvia es necesaria,

Y que sus casas tengan

Al pie de una ventana abierta

Una silla predilecta

Donde se sienten leyendo mis versos.




Y al leerlos piensen

Que soy cualquier cosa natural—

Por ejemplo, el árbol antiguo

A la sombra del cual cuando niños,

Se sentaban con un sofoco, cansados de jugar,

Y limpiaban el sudor de la cabeza caliente

Con la manga del mandil rayado.


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