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lunes, 31 de agosto de 2015

POEMA DÍA XXXI/VIII/2015: ‘Carpe Noctem’ ; Aldous Huxley

‘Carpe Noctem’

No hay futuro,
 no hay más pasado,
ni raíces ni frutos, 
flores pasajeras sólo.
Túmbate tranquila, 
túmbate tranquila y la noche perdurará,
silenciosa y oscura, 
no por un espacio de horas,
sino eternamente. 
Déjame olvidar
todo menos tu perfume, 
todas las noches menos ésta,
la pena, 
el infructuoso llanto, 
el pesar.
Sólo túmbate tranquila: este lánguido y suave embeleso
florecerá al borde del sueño y se esparcirá,
hasta que no haya nada más que tú y yo
abrazados en un silencio intemporal. 
Pero como
el que,
 condenado a morir, 
por la mañana estará muerto,
yo sé,
aunque la noche parezca eterna, 
que el cielo
antes que el sol del mañana pronto se iluminará.

BREVIARIO LXXIII: El niño cazador; Ana María Matute


EL NIÑO DEL CAZADOR


El niño del cazador iba todos los días a la montaña, detrás de su padre, con el zurrón y el pan. A la noche volvían, con cinturones de palomas y liebres, con las piernas salpicadas de gotitas rojas, que, poco a poco, se volvían negras. El niño del cazador esperaba en el chozo de ramas, oía los tiros y los contaba en voz baja. A la noche, tropezando con las piedras, sentía los picos de las palomas, de las perdices y las codornices, de los tordos, martilleando sus rodillas. El niño del cazador soñaba hasta el alba en cacerías con escopetas y con perros. Una noche de gran luna, el niño del cazador robó la escopeta y se fue en busca de los árboles, camino arriba. El niño cazó todas las estrellas de la noche, las alondras blancas, las liebres azules, las palomas verdes, las hojas doradas y el viento puntiagudo. Cazó el miedo, el frío, la oscuridad. Cuando le bajaron, en la aurora, la madre vio que el rocío de la madrugada, vuelto rojo como vino, salpicaba las rodillas blancas del tonto niño cazador.

(Extraído de Los niños tontos)

viernes, 28 de agosto de 2015

POEMA DÍA XXVIII/VIII/2015: "Poco se sabe"; J.Gelman

Poco se sabe

Eduardo Naranjo

Yo no sabía que
no tenerte podía ser dulce como
nombrarte para que vengas aunque
no vengas y no haya sino
tu ausencia tan
dura como el golpe que
me di en la cara pensando en vos 


BREVIARIO LXXII:"El Tiovivo"; Ana María Matute

EL TIOVIVO


El niño que no tenía perras gordas merodeaba por la feria con las manos en los bolsillos, buscando por el suelo. El niño que no tenía perras gordas no quería mirar al tiro en blanco, ni a la noria, ni, sobre todo, al tiovivo de los caballos amarillos, encarnados y verdes, ensartados en barras de oro. El niño que no tenía perras gordas, cuando miraba con el rabillo del ojo, decía: “Eso es una tontería que no lleva a ninguna parte. Sólo da vueltas y vueltas y no lleva a ninguna parte”. Un día de lluvia, el niño encontró en el suelo una chapa redonda de hojalata; la mejor chapa de la mejor botella de cerveza que viera nunca. La chapa brillaba tanto que el niño la cogió y se fue corriendo al tiovivo, para comprar todas las vueltas. Y aunque llovía y el tiovivo estaba tapado con la lona, en silencio y quieto, subió en un caballo de oro que tenía grandes alas. Y el tiovivo empezó a dar vueltas, vueltas, y la música se puso a dar gritos entre la gente, como él no vio nunca. Pero aquel tiovivo era tan grande, tan grande, que nunca terminaba su vuelta, y los rostros de la feria, y los tolditos, y la lluvia, se alejaron de él. “Qué hermoso es no ir a ninguna parte”, pensó el niño, que nunca estuvo tan alegre. Cuando el sol secó la tierra mojada, y el hombre levantó la lona, todo el mundo huyó, gritando. Y ningún niño quiso volver a montar en aquel tiovivo.
Los niños tontos (1956)

jueves, 27 de agosto de 2015

POEMA DÍA XXVII/VIII/2015: "Objetos perdidos";J.Cortázar

OBJETOS PERDIDOS


Por veredas de sueño y habitaciones sordas
tus rendidos veranos me aceleran con sus cantos
Una cifra vigilante y sigilosa
va por los arrabales llamándome y llamándome
pero qué falta, dime, en la tarjeta diminuta
donde están tu nombre, tu calle y tu desvelo
si la cifra se mezcla con las letras del sueño,
si solamente estás donde ya no te busco.

Mendoza, Argentina 1944

BREVIARIO LXXI: Historia verídica;Julio Cortázar


Historia verídica

Vladimir Kush

A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas. El señor se agacha afligidísimo porque los cristales de anteojos cuestan muy caros, pero descubre con asombro que por milagro no se le han roto.

Ahora este señor se siente profundamente agradecido, y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche, y al agacharse sin mayor inquietud descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.

FIN

miércoles, 26 de agosto de 2015

POEMA DÍA XXVI/VIII/2015:" Enseñanza";Hermann Hesse

    Enseñanza



      Algo más, algo menos, mi querido muchacho,
      Las voces de los hombres son todas un engaño;
      Sólo somos honestos cuando niños,
      Y ya después en el sepulcro.


      Yacemos luego junto a los que nos precedieron,
      Sabios al fin y llenos de fría claridad,
      Y, con huesos blancos, crujir hacemos la verdad,
      Y alguno mentiría, 
      otros preferirían una vez más vivir.

BREVIARIO LXX: Demian (fragmento); Hermann Hesse

    Demian (fragmento)



    Y me contó la historia de un muchacho enamorado de una estrella. Adoraba a su estrella junto al mar, tendía sus brazos hacia ella, soñaba con ella y le dirigía todos sus pensamientos. Pero sabía, o creía saber, que una estrella no podría ser abrazada por un ser humano. Creía que su destino era amar a una estrella sin esperanza; y sobre esta idea construyó todo un poema vital de renuncia y de sufrimiento silencioso y fiel que habría de purificarle y perfeccionarle. Todos sus sueños se concentraban en la estrella. Una noche estaba de nuevo junto al mar, sobre un acantilado, contemplando la estrella y ardiendo de amor hacia ella. En el momento de mayor pasión dio unos pasos hacia adelante y se lanzó al vacío, a su encuentro. Pero en el instante de tirarse pensó que era imposible y cayó a la playa destrozado. No había sabido amar. Si en el momento de lanzarse hubiera tenido la fuerza de creer firmemente en la realización de su amor, hubiese volado hacia arriba a reunirse con su estrella.
    (...)
    Las cosas que vemos son las mismas cosas que llevamos en nosotros. No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente; porque creen que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino que elige la mayoría.