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miércoles, 3 de junio de 2015

YOSHI OIDA

YOSHI OIDA


-Hubo un famoso actor Kabuki, muerto hace cincuenta años, que dijo: No puedo enseñarte la forma que indica “mira la luna”. Puedo enseñarte el movimiento a realizar con la punta del dedo con el cual señalas hacia el cielo. Desde la punta de tu dedo hasta la luna es tu propia responsabilidad.
-Si actúas desde la emoción, siempre estarás mintiendo, porque siempre acabas yendo al cliché, y este nunca es la verdad del actor. La emoción que puedas encontrar en el teatro no tiene nada que ver con aquella de la vida real. Sobre el escenario, te tienes que comportar como un ser humano y para hacerlo, tienes que seguir otro camino. Tal como dijo Stanislavski en los últimos años de su vida, cuando tú sientes una emoción, tu cuerpo se posiciona con esta. Por lo tanto, con la posición del cuerpo, puedes descubrir tus emociones.

-Todavía me pregunto cómo podría llegar a ser un auténtico “artista”, un “creador”.
Me imagino que tal título se refiere a alguien que posee una técnica tradicional, que
puede comprender la esencia del arte tradicional y, al mismo tiempo, desea
explorar y desarrollar este conocimiento como respuesta al mundo moderno. Si un
artista sólo busca conquistar una técnica y no busca un significado contemporáneo,
entonces no puede ser llamado un “creador".

-Gracias a la posición del cuerpo, la emoción fluye naturalmente. Es más fácil reproducir una postura para encontrar una emoción que no intentar reproducir una emoción a la fuerza, puesto que esta nunca será auténtica. Meyerhold lo explicaba haciéndose una pregunta: ¿Veo un lobo, tengo miedo y tiemblo o veo un lobo, tiemblo, y por tan, tengo miedo?
-Cuando ves un cuadro y está pintado de moratón, tú tan sólo verás una línea azul, pero si realmente es una obra de arte, más allá de la pintura, verás un mundo invisible. El actor tiene que desaparecer cuando está encima del escenario con el fin de dar paso a un mundo donde se muestran las emociones. El buen actor sabe mostrar a su público aquello que los ojos no pueden percibir.

- El actor es una de las criaturas más frágiles que existen.
-Interpretar, para mí, no es algo que esté conectado a presumir o
mostrar mi técnica. En su lugar, se revela a través de la acción, "algo
más", algo que el público no encuentra en la vida cotidiana. El actor no
muestra eso. No es visiblemente físico, pero, a través del
comportamiento de la imaginación del espectador, "algo más" surgirá en
su mente. Para que esto ocurra, el público no debe tener la menor idea
de lo que el actor está haciendo. Los espectadores tienen que olvidar el
actor. El actor debe desaparecer.
-La concentración no debe atarse a ninguna idea o situación única, debe ser libre
para ir adonde sea. Si uno fija rígidamente su concentración en un sitio específico,
todas las demás posibilidades se anulan y carecen de vida. La concentración debe
mantenerse en amplitud y fluidez. Sólo entonces puede conseguirse una auténtica
apertura.

-El público no debe ver nuestra concentración
-Después de la función, Peter se acercó a mí y me dijo: ‘Tu estilo actoral es
demasiado concentrado y fuerte para este tipo de trabajo’. En ese momento me di
cuenta que yo seguía actuando conforme los principios del noh, donde la
concentración actoral es de una intensidad extrema, y que el teatro popular requiere
de una apropiación diferente.
-Una manera de desaparecer. Una forma de ocultarse. Desaparecer
delante de la gente, en lugar de representar para ellas. Es evidente que
yo no era realmente invisible, pero el "yo" que otros veían no era el
"verdadero yo". A través de las máscaras y del maquillaje, el "yo" se
convertía en invisible.
-Los actores deben mantener un alto rango de imaginación en todo su trabajo sobre
el escenario. De este modo, incluso los gestos más pequeños se impregnan de un
vasto poder. Hasta las relaciones entre personajes se convierten en símbolo de un
mundo más amplio y dejan de ser tan sólo el intercambio momentáneo entre dos
individuos”.

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