ALFREDO SANZOL
-Soy un dramaturgo que sueña con hacer obras que conmuevan.
-Es un proceso que se inicia por varios caminos al mismo tiempo. No es lineal ni ordenado, sino asociativo. Dice Wajdi Mouawad que una obra es alguien que un día llega a tu casa, le abres la puerta y entra. Estoy totalmente de acuerdo. No sabes cómo ha llegado, ni por qué ha venido, pero cuando llega comienzas a hablar con ella, te conmueve, te divierte. A veces también se tienen visitas cortas. Llegan y se van. Eso es que no ha habido conexión. Cuando se queda, comienzan a aparecer los personajes, la atmósfera, los espacios... Me gusta saber para qué actores estoy escribiendo, pero cuando escribo no pienso en ellos. Así evito caer en las ideas preconcebidas.
-El humor es una herramienta para entender la vida, y por eso tiene algo de tabla de salvación, es una manera de reírme de mi seriedad y de mi dolor. Creo que el humor surge del intento imposible y grandioso del hombre por entender la realidad.
-La risa puede ser una expresión de inocencia y también de maldad. De qué se ríe una sociedad habla más de ella que todos los estudios sociales juntos.
-Yo hago una mezcla de géneros, los necesito todos para contar la vida. A mí me gusta más hacer humor que comedia. Como dice Pirandello en El humorismo, en la comedia no te identificas con el personaje del que te ríes, y en el humor sí.
-Cuando escribo lo hago por partes. Primero una escena, luego otra, pero al hacer la puesta en escena voy descubriendo esos nexos invisibles que desconocía cuando la estaba escribiendo y que son los que realmente dan sentido a todo. Aunque cuando descubro de qué va la obra es cuando veo la reacción del público. El público acaba dándole el significado.
-En mi teatro no separo vida privada de pública. Mi experiencia es que la vida pública condiciona mi vida privada, y al revés. Si el teatro habla de la vida, tiene que hablar de política.
-El teatro debe resistir contra todas las limitaciones de cuanto se nos impone como definitivo. El teatro debe servir para sacar al hombre del vacío de la autoconfirmación, la obstinación, el fanatismo y la locura.
-A mí lo que me preocupa es encontrar la vida en una obra de teatro, y, a través de esa búsqueda, aparece la forma.Me gusta identificar cada espectáculo como si fueran personas. Cuando los recuerdo, pienso en su carácter, su humor... Si ocurre eso, es que tienen vida.
-El teatro tiene una potencia a la hora de crear metáforas en directo que lo hace lo más parecido a un sueño. Cualquier objeto en el teatro toma una dimensión increíble, y tiene el mismo tamaño y la misma forma que en la vida real, pero a veces tienes la sensación de que es la primera vez que lo has visto
-A mí me gusta ir a los ensayos con una estructura cerrada para que a lo largo de los mismos los personajes y las tramas se enriquezcan y profundicen. Para mí es cuando la historia adquiere tridimensionalidad. Me gusta decir que siendo el papel algo plano cuando estás con los actores es cuando todo coge volumen.
-Una obra de teatro es mucho más que una obra de teatro y no es más que una obra de teatro. Es más, en ella se vuelca la vida o se destila la vida entera, la personal y la social, si es que se pueden distinguir, la que pertenece a la realidad, a la imaginación, a la alucinación y al sueño.
-No se puede consentir que se siga produciendo una desafección con el teatro o la cultura. Todo lo que hacemos, nuestras vidas, encuentran un significado en la cultura. No lo digo porque yo forme parte de los profesionales de este sector porque, sobre todo, soy público y he sido sólo eso durante muchos años y es lo que me animó a querer dedicarme a esto. Forma parte esencial de nuestra vida y debe seguir siendo así.
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